Compañía de Jesús.
Es una orden religiosa de la Iglesia Católica fundada por San Ignacio de Loyola, de origen vasco, junto con San Francisco Javier, Beato Pedro Fabro, Diego Laynez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla y Simón Rodrigues, en la ciudad de París. Fue aprobada por el Papa Pablo III en 1540. Con cerca de 18.000 miembros, sacerdotes, estudiantes y hermanos, es la mayor orden religiosa masculina católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos religioso, educativo, social, intelectual, misionero y de comunicación.
La Compañía de Jesús tiene por misión el servicio de la fe y la promoción de la justicia que esa fe exige. Esta invita a descubrir nuevos horizontes y llegar a las nuevas fronteras sociales, culturales y religiosas con el fin de inflamar todas las cosas del amor a Dios, a nuestros hermanos y a la naturaleza estableciendo con cada una relaciones justas que permitan la verdadera reconciliación y la paz.
En Venezuela La Compañía de Jesús partiendo de esta misión global, se propone que todas sus obras, instituciones, proyectos, programas y redes trabajen en la dirección de formar verdaderos sujetos sociales y eclesiales que asuman la responsabilidad de ser protagonistas en la sociedad y en la iglesia, fortaleciendo la organización popular y de la sociedad civil, promoviendo la experiencia del Dios de Jesús desde la espiritualidad ignaciana y la formación y participación de los laicos, preferencialmente de los jóvenes, en la misión de hacer presente el Reino de Dios.
La Compañía de Jesús tiene por misión el servicio de la fe y la promoción de la justicia que esa fe exige. Esta invita a descubrir nuevos horizontes y llegar a las nuevas fronteras sociales, culturales y religiosas con el fin de inflamar todas las cosas del amor a Dios, a nuestros hermanos y a la naturaleza estableciendo con cada una relaciones justas que permitan la verdadera reconciliación y la paz.
En Venezuela La Compañía de Jesús partiendo de esta misión global, se propone que todas sus obras, instituciones, proyectos, programas y redes trabajen en la dirección de formar verdaderos sujetos sociales y eclesiales que asuman la responsabilidad de ser protagonistas en la sociedad y en la iglesia, fortaleciendo la organización popular y de la sociedad civil, promoviendo la experiencia del Dios de Jesús desde la espiritualidad ignaciana y la formación y participación de los laicos, preferencialmente de los jóvenes, en la misión de hacer presente el Reino de Dios.
En la actualidad, la Compañía de Jesús en Venezuela se destaca por su influencia en los ámbitos académicos con las Universidades Católica Andrés Bello y del Táchira, así como con una red de institutos técnicos, universitarios y colegios reunidos en Fe y Alegría.
También, hace su aporte al debate político y democrático en Venezuela con sus análisis y reportajes desde la revista SIC. En el campo social, trabaja con las comunidades populares a través del Centro Gumilla; y acompaña a los refugiados y refugiadas colombianas que viven en la zona fronteriza con el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR).
También, hace su aporte al debate político y democrático en Venezuela con sus análisis y reportajes desde la revista SIC. En el campo social, trabaja con las comunidades populares a través del Centro Gumilla; y acompaña a los refugiados y refugiadas colombianas que viven en la zona fronteriza con el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR).
En el terreno de la espiritualidad, forma y acompaña a los laicos que trabajan en sus obras a través de la reflexión permanente sobre la realidad y con la práctica de los Ejercicios Espirituales. Desde las parroquias, acompaña los procesos sociales, humanos y eclesiásticos.
Hoy los jesuitas venezolanos están presentes en diversas áreas de vida política y social del país. Arturo Peraza, quien es el actual Provincial, se ha destacado por su activa participación en la defensa de los derechos humanos en Venezuela, junto a las ONG que se dedican a estos temas.
San Ignacio fundó a los jesuitas para que estuvieran en el mundo, presentes en las encrucijadas, en el debate por la libertad y la dignidad del hombre. Esa presencia es religiosa porque, estén donde estén, han de presentar y hacer vivir el amor a Dios y al verdadero espíritu del Evangelio
Hoy los jesuitas venezolanos están presentes en diversas áreas de vida política y social del país. Arturo Peraza, quien es el actual Provincial, se ha destacado por su activa participación en la defensa de los derechos humanos en Venezuela, junto a las ONG que se dedican a estos temas.
San Ignacio fundó a los jesuitas para que estuvieran en el mundo, presentes en las encrucijadas, en el debate por la libertad y la dignidad del hombre. Esa presencia es religiosa porque, estén donde estén, han de presentar y hacer vivir el amor a Dios y al verdadero espíritu del Evangelio
Jesuitas en La Vega
La primera comunidad de jesuitas llegó a La Vega el 31 de enero de 1971, luego de la salida del país del padre Francisco Wuytack en junio de 1970. Se instalaron en Los Canjilones, a una cuadra de la escuela Vicente Emilio Sojo. Eran los padres José Ignacio Angós, Ignacio Castellot y Sabino Eizaguirre. Vivían insertos en el barrio y trabajaban como obreros. Además de la atención sacramental, la amistad con los pobladores del sector les fue llevando a la realización de diversas actividades en beneficio de la comunidad, auspiciando organizaciones comunitarias, biblioteca, cursos de mecanografía, reparación de electrodomésticos, educación para adultos, grupos de jóvenes y actividades culturales. A este grupo inicial de jesuitas se le sumaron posteriormente el padre Ignacio Huarte y el padre Jean-Pierre Wyssenbach, quien ya llevaba trabajando en el barrio El Carmen desde octubre de 1974, donde celebraba las eucaristías de los domingos; este padre además funda en el año 1980 el Grupo Utopía que organizará los Liceos de vacaciones, las Olimpíadas de castellano, matemáticas y ciencias sociales, los clubes de matemáticas y castellano, los concursos de locutores y letra bella y muchas iniciativas para estimular la superación de la educación en las escuelas de La Vega, lo cual le trajo invitaciones para celebraciones de la eucaristíaen las diversas escuelas de la parroquia. De la comunidad jesuita de Los Canjilones formaron parte, entre otros, el jesuita mexicano Ernesto “Neto” Ramírez-Valdés, Henry Mendoza, Javier Duplá, Luis Ugalde, Juan Miguel Zaldúa, Wilfredo González, Pelayo Martínez, y Eduardo Ortiz.
Al final de los años 80, las Dominicas de la Presentación del barrio El Carmen fortalecieron su presencia en el barrio La Pradera, en la parte alta de La Vega. Los jesuitas, desde un primer momento aseguraron allí la celebración de la eucaristía los domingos. El trabajo en La Pradera
creció desde que, a comienzos de los años 90, llegaron allí las Misioneras de Acción Parroquial quienes, con el apoyo del padre Luis Ugalde y la Universidad Católica Andrés Bello, han dispuesto en beneficio de la comunidad un centro de salud, un hogar de cuidado diario y un centro comunitario donde se promueven diferentes actividades tales como: atención de niños no escolarizados, taller de computación dirigido a la comunidad, una biblioteca, tareas dirigidas y un centro de Internet donde atienden a los niños y niñas de la comunidad.
El año 1992, Fe y Alegría inició en la parte alta de La Vega, en Las Casitas, el colegio Andy Aparicio. Su primer director fue el padre Henry Mendoza. Al año se decidió cambiar la sede de la residencia de Los Canjilones para Las Casitas. Inmediatamente comenzó la celebración de la eucaristía los domingos en la capilla del colegio. En la dirección del colegio, a Henry Mendoza le sucedieron los padres Eliseo Varela y José Luis Andueza. Luego se entregó a los laicos la dirección del colegio, conservando la rectoría los padres jesuitas. En todo este tiempo, Fe y Alegría, con apoyo de la comunidad y los padres jesuitas, ha construido nuevas sedes en la zona de El Encanto (núcleo dependiente del Colegio Andy Aparicio), La Pradera (actual Colegio Luis María Olaso) y La Estrella (núcleo dependiente del Colegio Luis María Olaso). Desde la plataforma de los colegios, los jesuitas se han encargado de las eucaristías y de la animación pastoral y sacramental en la zona, acompañando a los grupos de catequesis y grupos de oración y devoción diseminados en la extensa zona de la parte alta, que se ha extendido hacia Las Torres de Cadafe, con progresivas e ininterrumpidas invasiones que han sumado una heterogénea población a la ya populosa parroquia de La Vega, cuyas exigencias superan en mucho las posibilidades de atención pastoral ofrecidas desde la iglesia del casco central de La Vega.
Al final de los años 80, las Dominicas de la Presentación del barrio El Carmen fortalecieron su presencia en el barrio La Pradera, en la parte alta de La Vega. Los jesuitas, desde un primer momento aseguraron allí la celebración de la eucaristía los domingos. El trabajo en La Pradera
creció desde que, a comienzos de los años 90, llegaron allí las Misioneras de Acción Parroquial quienes, con el apoyo del padre Luis Ugalde y la Universidad Católica Andrés Bello, han dispuesto en beneficio de la comunidad un centro de salud, un hogar de cuidado diario y un centro comunitario donde se promueven diferentes actividades tales como: atención de niños no escolarizados, taller de computación dirigido a la comunidad, una biblioteca, tareas dirigidas y un centro de Internet donde atienden a los niños y niñas de la comunidad.
El año 1992, Fe y Alegría inició en la parte alta de La Vega, en Las Casitas, el colegio Andy Aparicio. Su primer director fue el padre Henry Mendoza. Al año se decidió cambiar la sede de la residencia de Los Canjilones para Las Casitas. Inmediatamente comenzó la celebración de la eucaristía los domingos en la capilla del colegio. En la dirección del colegio, a Henry Mendoza le sucedieron los padres Eliseo Varela y José Luis Andueza. Luego se entregó a los laicos la dirección del colegio, conservando la rectoría los padres jesuitas. En todo este tiempo, Fe y Alegría, con apoyo de la comunidad y los padres jesuitas, ha construido nuevas sedes en la zona de El Encanto (núcleo dependiente del Colegio Andy Aparicio), La Pradera (actual Colegio Luis María Olaso) y La Estrella (núcleo dependiente del Colegio Luis María Olaso). Desde la plataforma de los colegios, los jesuitas se han encargado de las eucaristías y de la animación pastoral y sacramental en la zona, acompañando a los grupos de catequesis y grupos de oración y devoción diseminados en la extensa zona de la parte alta, que se ha extendido hacia Las Torres de Cadafe, con progresivas e ininterrumpidas invasiones que han sumado una heterogénea población a la ya populosa parroquia de La Vega, cuyas exigencias superan en mucho las posibilidades de atención pastoral ofrecidas desde la iglesia del casco central de La Vega.